
Nací en Cáceres en 1983. De pequeña era una niña muy curiosa. Con dos años, disfrutaba haciendo puzles y, ya en el colegio, me encantaban las asignaturas de ciencias. Me gustaban mucho las matemáticas y lo que más me divertía era resolver problemas. También me encantaba pintar. Mis padres se dieron cuenta de mi pasión por las ciencias desde muy pequeña, y siempre lo potenciaron y me apoyaron. En los últimos años de colegio, descubrí la química, que me parecía fascinante. Cuando tenía que decidir qué estudiar en la Universidad, me llamaban la atención muchas carreras científicas y, finalmente, decidí estudiar ingeniería química en la Universidad de Extremadura.
Un mes antes de empezar la universidad, me seleccionaron para asistir a la primera edición del Aula de Verano Ortega y Gasset en el Palacio de la Magdalena (Santander) junto con otros 50 estudiantes españoles de 18 años durante dos semanas. Disfrutamos de un programa lleno de conferencias magistrales y encuentros con personalidades muy relevantes de diferentes ámbitos. Y una de ellas fue Margarita Salas, científica española pionera en el campo de la bioquímica, que nos explicó sus investigaciones y su trayectoria, y me fascinó. Se convirtió inmediatamente en mi referente. Desde que comencé la carrera de ingeniería química, mi sueño era poder llegar a ser investigadora.
En mi último año de carrera, apliqué para un curso de iniciación a la investigación en el CSIC, en Madrid, y, gracias a ser elegida, empezó todo. Me propusieron realizar el doctorado allí. Tenía claro que quería usar la electroquímica para aplicaciones en conversión y almacenamiento de energía renovable. También fue importante vencer miedos y salir al mundo, para realizar estancias de investigación en Chicago (EE. UU.) y en Ulm (Alemania). Después, realicé dos postdocs en la Universidad Técnica de Dinamarca y la Universidad de Stanford. Y, de allí, con 33 años, volví a Dinamarca, para dirigir mi propio grupo de investigación en la Universidad de Copenhague. Después de pasar más de 10 años fuera de España, en 2022, me mudé a Barcelona, como profesora ICREA en el ICN2.
Cuando te dedicas a lo que te apasiona, solo quieres luchar, trabajar y perseverar hasta conseguir tu sueño, y hacerlo desde la humildad, con honestidad y de forma comprometida. Mi mensaje para las niñas interesadas en la ciencia es que persigan sus sueños y crean en ellas mismas, que luchen por lo que les apasiona, y conseguirán lo que se propongan.